En Soacha se pedalea por un país de Niñas Sin Miedo

La fundación, que trabaja con 50 niñas, usa la bicicleta para apostarle a una mejor infancia.

Por:  Redacción EL TIEMPO / Bogota – Colombia

El salón comunal del barrio Los Pinos es el refugio para cerca de 50 niñas del municipio de Soacha, que a través de la bicicleta le apuestan a una mejor infancia.

Los sábados de 2 a 4 de la tarde la fundación Niñas Sin Miedo, liderada por su directora, Natalia Espitia, organiza talleres enfocados en el uso del caballito de acero, que ayudan a enseñar valores para prevenir la violencia sexual y el embarazo temprano. “El programa busca empoderar a las niñas a través de la bicicleta, la educación y el deporte”, dijo Espitia, con una gran sonrisa.

La fundación nació el 8 de marzo del 2016 –Día de la Mujer– cuando Natalia Espitia tomó su bicicleta para hacer una protesta pacífica en la calle y lo publicó en las redes sociales. “Hace tres años sufrí de un episodio de violencia sexual, así que realicé una protesta para lanzar mi idea para mejorar a la sociedad; monté una foto en Facebook y conté, por primera vez, lo que me había pasado y lo que creía debíamos hacer para prevenir el problema de violencia sexual”, contó Espitia.

En marzo del año pasado se iniciaron los talleres en Soacha, y a través del voz a voz las familias del sector conocieron de la iniciativa, pero fue hasta julio del 2016 que lograron reunir 20 bicicletas donadas.

Para ese momento, el proyecto había arrancado con 30 niñas del barrio Los Pinos, entre los 8 y los 15 años de edad. Fue hasta diciembre que se pudieron abrir 20 cupos más para las pequeñas del barrio Bella Vista; en febrero se empezará a trabajar con 50.

Actualmente la fundación cuenta con ocho voluntarias fijas, entre abogadas, psicólogas, comunicadoras y otras disciplinas. En el 2016 fueron 70 voluntarios los que se involucraron con el proyecto de empoderamiento de las menores. “Para mí montar bici significa sentirse libre, creer en uno mismo y si uno se cae, volver a levantarse, porque nunca en la vida toca quedarse en el piso”, dijo Luz Amparo Díaz, de 12 años.

Otra beneficiaria de la fundación, Carolina Andrea Albo, de 9 años, no podía contener la emoción cuando dijo: “A mí este proyecto me parece chévere, porque estamos con amigas y la fundación para mí es como un hogar, en donde estoy aprendiendo a montar bici”.

Por la zona se realizan recorridos, en los que también aprenden cómo despinchar una llanta, usar los frenos y toda la parte técnica, así como las clases del cuidado del medioambiente que muchas veces se realizan sobre dos ruedas.

Como no hay dónde guardar las bicis, estas se encuentran bajo el cuidado de la junta de acción comunal. “Les decimos a las niñas que las bicis no son de ellas sino de todas, porque eso quiere decir que quien venga el próximo sábado la va a encontrar en buen estado”, dijo Espitia. Una de las metas de Niñas Sin Miedo para el 2017 es tratar de reunir los recursos necesarios para construir un centro de atención a víctimas de violencia sexual y un biciparqueadero.

Última entrega

El 21 de diciembre del 2016, con la ayuda de la empresa Diaco e integrantes de la fundación, 20 bicicletas fueron pintadas de azul y rosa. Ese día también se rezó una novena y los voluntarios de Diaco les obsequiaron regalos a las niñas.

En febrero se iniciarán nuevamente las labores en las que la fundación ha venido trabajando.

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